30.09.20 - Tedio.

Me he aburrido ya
de los pensamientos repetidos
de los días calcados
del estático lienzo de monotonía
de los intentos de despegue
_frustrados
de la incertidumbre generalizada
de los escapes controlados
de la espiral de las horas
de los billetes contados
de la cama vacía
del ir y venir entre los cuartos
de los placeres culposos
de la desesperanza
_que nos ha inundado
de la inconsciencia colectiva
de la desidia, del desgano
de los opinólogos
de los políticos desvergonzados
de no entender las modas
de creer que me estoy perdiendo algo
de todo
de nada
hasta de mí mismo
_ya me he cansado.

_M.O.

18.09.20 - Pasaje.

A menudo nos olvidamos
que todo,
_simplemente,
pasa.

El pan se termina,
el sol se esconde,
el placer esporádico y fugaz
desaparece como el calor.

Nosotros mismos pasamos,
_inadvertidos,
como gorriones
que cruzan disparados por el cielo
cuando llegan tarde a ningún lado;

como relámpagos
que encandilan la noche
develando sus sombras.

Cuando oyes de jóvenes vidas
que de pronto se van
_quién sabe adónde,
vuelves a pensar

en los sabores que
_desvanecidos
escapan de los labios
ignorados por la conciencia;

en los días que
_amontonados
yacen vencidos
bajo el peso de su propia naturaleza.

Piensas y vuelves a pensar
hasta que todo pasa
_nuevamente.

_M.O.


15.09.20 - Realidades.

El mundo se tiñe de negro
mientras el ajetreo se detiene;
tu canto despreocupado
ahora se oye de fondo.

Los caminos se dividen
_como raíces
que conducen a ningún lado;
cada quien escapa,
_raudo
hacia donde puede.

Las voces gritan,
los labios callan;
cada cual defiende lo suyo,
vive su realidad.

Que el cielo te contenga
pero no te limite,

_me enseñaste
  sin pensarlo.

Que tus manos nunca cedan
ante el pesado presente,

_me animaste
  sin intentarlo.

Aprovecha tu tiempo,
pequeño,
mientras el nuestro, 

aquí abajo, 
está detenido...

_te digo,
  sin que me oigas,
  al verte volar.

No eres la solución
pero sí la respuesta
que siempre sabe llegar.

_M.O.


01.09.20 - Contemplar.

Dichosos de aquellos
que consiguen atravesar
las cristalinas ventanas y,
aun en la brevedad de su trayecto,
logran rozar la hondura
del mar que las habita.

_M.O.