de vidrios polarizados
de cristales empañados,
matizados por luz
que incide de forma caprichosa
-sujeta al ir y venir de las emociones-.
Te miro
por sobre todo lo que ocurre
allí afuera
y aquí adentro;
con temor
de que me veas viendote,
de que esquives mi mirada;
de nunca llegar a sortear
la inmensurable distancia.
Qué miedo
qué emoción
de encontrarnos
mirando(nos)
a través del mismo cristal.
_M.O.
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